No tengo titulo para este post. Hoy no.

30/4/15

Era 1999, ponele. Yo trabajaba en una agencia de publicidad y tenía una vida que creía feliz.  Me acuerdo de un mediodía, mesa larga almorzando en el Cangas, tolerando a Timo contando chistes berretas y comiendo rico y abundante. Una mezcla de gente de cuentas y creativos sentados a la mesa. Me siento al lado de uno de los creativos nuevos. Parecía interesante el pibe, un poco demasiado culto para mi gusto, pero contó una historia familiar de sus abuelos y de un cuento que había escrito a partir de eso que me hizo prestarle un poco más de atención. Le pido que me lo mande, a mi me gusta leer. Aunque el ñato debe haber pensado ¿y esta minita de cuentas, que lo mejor que leyó fue Cortázar, que pretende? Me lo manda, lo leo, me encanta, se lo digo. Yo era una tilinguita en aquel momento (lo sigo siendo, pero compenso con otros encantos). Él era un redactor publicitario con ganas de ser escritor.  Pasan los años. Cambiamos de vida. Y un día nos encontramos los dos penando amores. Y vaya uno a saber porqué, nos empezamos a mirar con otros ojos. De esto hace 15 años. Pasó de todo. Lo mejor es que nos enamoramos y mucho. Tuvimos dos hijas. Cambiamos de laburo varias veces. Nos peleamos un montón. Nos reconciliamos mil veces. Aprendimos. Disfrutamos. Viajamos. Nos divertimos. Sufrimos. Crecimos. Somos felices.
Muchas, pero muchas, veces discutimos por su crisis de identidad. Era un publicitario? Un director de comerciales? Un guionista? Quería ser un escritor, pero no sentía que lo fuera. Y yo le decía: sos un tipo que vive de escribir.  Eso, en mi mundo, es un escritor. Sólo que el resto del mundo todavía no se enteró. Ni vos tampoco.
Pasó el tiempo y acá estamos. Hoy compré su libro en una librería. Un libro que otros eligieron editar porque creyeron que era una buena muestra de la buena literatura sudamericana. Tiene olor a libro. A papel nuevo.
Paso las páginas y no puedo creer esto que pasó, que le pasó, que nos pasó.

Y yo no puedo más de orgullo. Y de amor.




PD: Si quieren ver algo de lo que escribe, pueden pasar por acá.


Alicia y yo. Alicia y ellas.

24/4/15

La amé cuando era chica.
En mis veintis volví a ella y no me pareció que fuera para tanto.
Con las peques volví, y volví a amarla.
La leí para mi. La leí para ellas.
La vi en en pelis de Disney y de Tim Burton.
En teatro, en versiones libres y adaptaciones, con títeres.
En óperas rock y en ballet en el Colón.
La canté (y la cantamos) con Charly.
Una y cada vez la disfruté, como la disfrutan mis hijas y como espero que en el futuro la disfruten ellas con sus hijas alguna vez.
Felices 150, Alicia. Nos seguimos viendo!

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